La incontinencia urinaria es una patología que afecta al sistema urológico, causando la perdida involuntaria de orina. Tanto en hombres como mujeres, puede ser una pequeña molestia o afectar en gran medida a su calidad de vida debido a las inseguridades que crea, pudiendo cambiar sus actividades cotidianas o impidiendo poder realizarlas por completo.
Los problemas más habituales de incontinencia suelen estar relacionados con la edad y la falta de tono de la zona uro-genital. En el caso de las mujeres se debe a la pérdida de fuerza de los músculos del suelo pélvico pudiendo ser causada por el embarazo, el esfuerzo durante el parto vaginal o por la menopausia. Por otro lado, los hombres pueden padecerla tras una intervención para extirpar parte de la próstata por el agrandamiento de esta.
En algunos casos la incontinencia es un síntoma de otros problemas de salud como estreñimiento, sobrepeso, una infección de la vejiga o verse agravada por enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la diabetes. Además el riesgo de padecer incontinencia se multiplica con la aparición de ciertos cánceres en el sistema urinario, en el aparato reproductor o en el área genital y pélvica.
Tipos de incontinencia
El tipo de incontinencia que una persona padece puede reconocerse por los diferentes síntomas de cada uno de ellos.
La incontinencia de esfuerzo es la más común y se debe a la relajación del canal de la uretra. Acciones tan cotidianas como estornudar, reír, toser o hacer ejercicio crean una presión sobre la vejiga causando la salida de la orina.
La incontinencia por rebosamiento se debe a una retención urinaria crónica, es decir que la vejiga no se vacía de forma regular o natural, causando pérdidas frecuentes.
La incontinencia imperiosa supone un escape brusco de orina seguido por la necesidad intensa y repentina de orinar. Este tipo esta causado por diferentes infecciones, enfermedades graves o trastornos neurológicos.
La incontinencia funcional aparece debido al deterioro físico de las personas siendo incapaces de llegar a tiempo al inodoro y al deterioro mental, por el cual un individuo no es capaz de detectar la necesidad de evacuar.
Por último existe la posibilidad de sufrir varios tipos al mismo tiempo, lo que se denomina incontinencia mixta.
Tratamientos
Existen múltiples tratamientos para luchar contra esta afección que se deben adaptar a los diferentes tipos de incontinencia siendo alguno de ellos medicamentos, cirugía o la estimulación nerviosa.
Si la incontinencia se debe a la pérdida de tono del suelo pélvico, uno de los tratamientos más innovadores es la Silla Emsella. Gracias a la generación de un campo electromagnético en la zona pélvica se produce la contracción de los músculos ejercitándolos y reforzándolos. Para que este procedimiento sea aún más eficaz, los especialistas recomiendan complementarlo con el láser fraccionado vaginal, centrado en mejorar la hidratación y la producción de colágeno de la zona.