corazón entre las manos

Hay mucha información sobre el Suelo Pélvico en internet, pero no toda es fiable. Y sin tratarse de bulos, lo único que consigue su difusión es crear más dudas de las que se tenían antes de su lectura. Por ello en este artículo vamos a tratar de disipar algunas.

  1. Tener pérdidas nunca es ni será normal

¡Pérdidas cuando saltas!, ¡te ríes!, ¡corres!, ¡toses! Que no te cuenten cuentos, no es normal tener pérdidas. Hay ayuda para ello. El fortalecimiento específico de los músculos pélvicos y/o la reeducación de la vejiga pueden ayudarte a volver a la vida seco y seguro.

  1. Ejercicios de Kegel, ¿están a la altura de lo que se dice?

Un músculo sano es uno que es fuerte cuando tiene que serlo y puede relajarse cuando no se le necesita. Como cualquier músculo, el suelo pélvico puede debilitarse y volverse vago si está inactivo, sedentario o se puede tensar si estás estresado y te resulta difícil relajarte. Ambas situaciones suelen estar relacionadas con una pérdida de la función de la vejiga y/o del intestino.

Cuando los músculos pélvicos están débiles, fortalecerlos es una buena idea y se harán más fuertes con un programa bien diseñado.

Pero si los ejercicios son insuficientes recuerda que la solución la tienes al alcance de tu mano con la Silla Encella de la nuestra Unidad en la Clínica Euskalduna

  1. La respiración importa

A veces, el control del diafragma (tu músculo respiratorio) se confunde un poco cuando intentamos controlar el suelo pélvico. Existen diferentes teorías sobre cómo respirar, pero la verdad es que la respiración relajada, independiente del suelo pélvico, es saludable.

  1. Tu dolor pélvico no es por un mal alineamiento

Éstas son viejas creencias que no están basadas en evidencia. Para que la columna vertebral o la pelvis se «salga» de su sitio o se disloque se tendría que dar un trauma severo. Tus músculos pueden tensarse y hacer que te sientas «torcido». Esto es común pero no peligroso. Relajar estos músculos normaliza esta sensación. Tus estructuras son realmente fuertes y la evidencia dice que no se salen de su sitio.

  1. ¡No hay una postura perfecta!

La mejor evidencia dice que la variabilidad postural es saludable. Eso significa que moverte adquiriendo muchas posturas diferentes es bueno para ti y tu pelvis. Por lo tanto, es seguro cuando te sientas para relajarte, te encorvas, cruzas las piernas o te levantas. También es seguro usar tacones altos y vaqueros ajustados si lo deseas. Solo asegúrate de tomar descansos regulares de tu sedentarismo y mantente físicamente activo.

  1. ¡Hacer ejercicio es seguro!

¡Mantente activo y aumenta tu ritmo cardíaco de una manera que te haga sentir bien! El ejercicio de cualquier tipo no es necesariamente malo para tu suelo pélvico, vida sexual o zona baja de la espalda. Si descubres que ciertos movimientos o actividades agravan tus síntomas, intenta reajustarlos y relajarte, y si tiene dudas, consulta a un profesional cualificado como un fisioterapeuta, ¡pero siempre sigue moviéndote!

  1. El nervio pudendo puede no ser la causa de tu dolor pélvico

El nervio pudendo es culpado por muchos dolores pélvicos persistentes, sin haber sido diagnosticado específicamente. El dolor pélvico es complejo y aparece a menudo cuando las cosas se desequilibran en nuestras vidas o en momentos de grandes cambios. Por ejemplo, está vinculado a muchas cosas como un historial de trauma, estrés, ánimo bajo, falta de sueño, fatiga, inactividad y sobreactividad. Esto puede llevar a cambios complejos en el sistema nervioso que hacen que nuestras estructuras se sientan más sensibles. El nervio pudendo también puede volverse sensible en estos momentos, pero esto no significa que esté dañado y necesite cirugía, inyecciones o técnicas dolorosas. Las mejores formas de controlar el dolor están relacionadas con el control de las áreas básicas de un estilo de vida saludable, como el estrés, la tensión, el estado de ánimo, el sueño y los niveles de actividad.

  1. El tejido conectivo probablemente tampoco es el problema

La fascia, o el tejido conectivo que rodea al músculo, a veces es señalado como la causa de la rigidez. Es más probable que sea que los músculos están rígidos, ¡y ésta es una buena noticia! La rigidez muscular generalizada puede causar sensación de tensión en el suelo pélvico. Es cierto que para sentirte bien necesitas ser flexible, fluido y seguro. Un buen masaje general de un fisioterapeuta ayuda con la movilidad, el baile o incluso una caminata puede ayudar a restaurar tu movilidad. Elije opciones que te hagan sentir bien, ¡no hay necesidad de sufrir en tus esfuerzos hacia la mejoría!

  1. Puedes recuperar tu vida

Es posible que hayas escuchado que, una vez que hayas tenido dolor pélvico, nunca podrás volver a tener relaciones sexuales placenteras, tener hijos, andar en bicicleta o hacer ejercicio sin dolor. Mientras aprendes a controlar tu dolor, algunas actividades pueden causar una molestia temporal. La clave es no preocuparte demasiado por ello. El dolor no significa que estés causando un daño.

Nuestro equipo de profesionales trabaja contigo para minimizar estos momentos de incomodidad y recuperar tu vida es lo más importante que puedes hacer para aliviar el dolor.

  1. El embarazo es normal y saludable, no lo temas

Algunas molestias durante el embarazo son normales, pero no debe ser angustioso o incapacitante. No hay evidencia de que estar embarazada o tener un parto natural sea peligroso para la espalda o la pelvis, incluso cuando duele. El embarazo no “arruina” el suelo pélvico, causa prolapso más tarde en tu vida o causa dolor que no desaparecerá. Ser activa durante el embarazo es importante y protector.

El ejercicio durante el embarazo reduce el riesgo de diabetes gestacional y preeclampsia, y podría disminuir la duración del parto y el riesgo de cesárea.

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