El movimiento free bleeding, “sangrado libre”, consiste en prescindir de cualquier producto de higiene íntima que recoja la sangre menstrual, como compresas y tampones y, con ciertas reservas, incluso las copas. Esto se debe a que en la década de los setenta el sangrado libre cobró fuerza como protesta frente a los síndromes de shock tóxico que ocasionó, en algunos casos, el uso de tampones.
Su principal objetivo es la normalización de la menstruación, el fin del tabú que existe en torno a ella y el cuidado tanto de la salud de las personas que menstrúan como del medioambiente.
UN SUELO PÉLVICO BIEN ENTRENADO
Algunos psicólogos, especialistas en salud emocional y ciclo menstrual, insisten en que es necesario “practicar la capacidad de escuchar nuestro cuerpo en el momento en el que se está produciendo el sangrado”. Dado que la sangre menstrual se expulsa a través de las contracciones del útero, ser conscientes de las contracciones que avisan de la salida de sangre menstrual permite “buscar un lugar para dejar caer la sangre menstrual y así no utilizar ningún producto para retenerla”.
Pero no se trata de manchar la ropa constantemente sino de controlar el flujo, retenerlo para después expulsarlo de forma voluntaria y en este caso, las copas menstruales si estarían admitidas.
Igualmente existen unas “braguitas menstruales”, habitualmente de color negro o azul marino, que por supuesto son lavables y reutilizables y están hechas de un tejido que absorbe el flujo para que este no traspase a las prendas de vestir.
Para ejercitar esa capacidad de escucha del propio cuerpo se recomienda practicar la meditación y la relajación del útero. Es necesario contar con un suelo pélvico fuerte que posibilite la retención del flujo menstrual a través de las contracciones de la vagina, por lo que hay que trabajar en su fortalecimiento, especialmente en el caso de personas con más edad o que hayan dado a luz recientemente. Un suelo pélvico bien entrenado equivale a una buena salud menstrual.
