mujer con dolor suelo pélivo

La función principal de los músculos del suelo pélvico es controlar el acceso y la salida de sustancias que genera nuestro organismo a través de todos los orificios situados en dicha zona. Por ello, cuando notemos una anomalía en forma de pérdida involuntaria de orina e incluso heces, habrá que tomar medidas de urgencia porque nuestra musculatura, nuestro suelo nos está avisando.

Hasta hace unos años se consideraba que las perdidas de orina eran solo cosa de mujeres mayores o de ancianos y no había una concienciación de la importancia, tanto para nuestra salud física como sexual, de mantener nuestra musculatura pélvica en perfectas condiciones.

Pero al margen de esas perdidas de orina mencionadas hay otra serie de síntomas que nos ayudan a estar alerta

 Cuando la anatomía pesa y la espalda duele

Uno de los síntomas de que el útero se ha desplazado hacia abajo por falta de tono del suelo pélvico es el dolor en la parte inferior de la espalda o sobre el coxis. Sentir un bulto en la vagina o una sensación de peso en el perineo. Esta caída de la anatomía se llama prolapso y puede necesitar de una intervención quirúrgica, pero incluso en el caso de que no haya más remedio que la cirugía, hay que fortalecer la zona pasado el periodo posoperatorio.

Cuando la penetración duele, y el tampón se mueve

Cuando la penetración es profunda y una percibe un dolor punzante es que el útero está donde no debería, y que necesita un refuerzo muscular. Lo mismo ocurre con el tampón, cuando se escurre, ya que se sostiene en la cavidad vaginal por la propia presión de sus paredes y muchas mujeres notan que tras del al hacer esfuerzos para defecar se sale.

Cuando lo que se escapa no es la orina

Las pérdidas fecales aparen y con ellas la sensación de llevar siempre la ropa interior manchada. Esta situación puede provocar desde incapacidad para retener gases al pavor a que un escape involuntario vaya acompañado de una leve pérdida fecal. Es más frecuente tras complicaciones en el parto que hayan dañado los nervios que inervan el recto y los músculos del suelo pélvico.

El estreñimiento crónico

Sentarse en el retrete y empujar como si no hubiera un mañana podía deberse a un signo de debilidad en nuestros músculos pélvico el suelo pélvico. No olvides que «el pujo excesivo para defecar es otro factor de riesgo «.

Como consecuencia de la tos crónica (y de correr)

Toser habitualmente «provoca una presión descontrolada sobre la pelvis, debilitamiento del suelo pélvico y, finalmente, descenso de los órganos pélvicos (prolapso). Es normal que, tras muchos años de tos, empiece a haber pérdidas de orina».

Antes y después del parto vaginal

Sin duda, eso es lo que más afectaría a la región pélvica. «Pensemos que en el parto esta musculatura se estira hasta cinco veces su longitud para permitir la salida del bebé. Es importantísimo que sea elástica, pero también que vuelva a recuperar tensión para que los órganos se mantengan en su sitio».  Una vez pasado el parto y siempre que tu ginecólogo o un especialista no diga lo contrario, comienza a ejercitar el suelo pélvico para que esa musculatura recupere el tono.

También es buena idea realizar ejercicios los meses previos al parto, para tonificar y flexibilizar esa musculatura, porque eso facilitará los pujos y prevendrá posibles daños por falta de elasticidad, como la episiotomía.

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